El Renacimiento o a Principio de Cuentas.


Al tomar en cuenta las raíces bien fundamentadas en lo misterioso que acontece a lo largo de las diferentes existencias que componen nuestra vida, se vislumbra una pequeña arista de la vasta amplitud del universo infinito de posibilidades. De esta variable mínima para la totalidad y monstruosa para el ser humano, pueden desglosarse tantas ideas como individuos han existido, como si pareciera poco en los últimos años la comunicación entre los sujetos ha aumentado en cuanto a intensidad se refiere: este precioso momento histórico permite no desaprovechar la oportunidad del contexto sin la obligación de rechazarlo por mera formalidad estilística.


Concrentrar un tema que permita máxima libertad subjetiva al igual que diversidad de pretextos es tarea obligatoria para quien pretende señalar algún punto en el plano, es decir trazar un rayón con una tiza, o con un bolígrafo, cantar una tonada o interpretar un papel. El acto de la creación transforma el entorno, lo minimiza y maximiza en una expresión determinada de la realidad circundante, es el congelamiento de un movimiento entre el hielo: los gestos, los colores, las luces y las sombras, el pesar, el gozo, incluso el nacimiento y la muerte y la infranqueable enredadera que se masculla con el significado vida.


Para estas páginas cibernéticas la imagen visual ocupará la mayor parte de las lineas, como ironía y como sátira, para el autor y para el lector, que de ser posible entretejerán tantos quejidos como embestidas y cervezas inviten el tiempo, para brindar y para vociferar las incongruencias del mundo real y las bondades del “alter caos” irreal, que a final de cuentas no es tan pesado como parece y en ocasiones rige los aspectos más congruentes del acontecer cotidiano.


Como no iniciar un tachón y libreta recién comprada más que con un cuerno de incienso fragante, con la oportunidad de anunciar qué tan mínimas y gigantescas pueden ser las extremidades de una célula o los pigmentos de tinta al desbordarse de su cónico contenedor. Para establecer una lógica inicial pueden esperarse ideas relacionadas con el desarrollo de la Historia, así como del Cine. Francamente de estas dos palabras poco puede decirse sin parecer apresurado, la historia mide los actos humanos y el cine los aviva; abarcar uno solo de estos hechos entrecruzados puede desgastar varias vidas.





Tómese cada titulación como se desee. Por ejemplo el inicio de este fragmento pudo ser “lista abreviada de preceptos para leer otras tantas bolsas de palabras”. Dado el carácter de prólogo, fue mejor el título original.

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